El alcalde, lo tiene entre ceja y ceja. Y salvo que los vecinos nos sigamos oponiendo, lo seguirá intentando. Pretende convertirse en el "arboricida de Coia", segando la vida de una hermosísima arboleda de más de 35 años -¡con lo que cuesta poder lograr esa longividad en toda zona verds!-, donde a diario muchas personas mayores, jovenes, no tan jóvenes y madres con sus recién nacidos, se aprovechan de su, de momento, gratuita sombra -posiblemente de poder asignarle un impuesto, tendríamos chopos por toda la ciudad-, y donde se ha podido observar, como no se dedica tiempo alguno a su mantenimiento y protección -se dejan secar, no se les tiene atención alguna contra las posibles enfermedades arbóricas, permitiendo que los perros -por no mencionar los que ocupan la zona en las fiestas lugareñas-, defequen y orinen en sus troncos-, y sin embargo culpándolos, por el simplísimo motivo, de las "semillas voladoras" (polen) -¡que durante unos pocos días al año!-, sueltan esos árboles -¡cuando eso, Sr. arboricida, es ley de vida!-, son solamente molestas, pero en ningún caso, son peligrosas según los especialistas -¡hay!, que sería de nosotros, si todo lo que molesta se segase!-; y cuando además, de que ese nimio "problema" se soluciona fácilmente con un simple barrido y recogido diario de ese polen... que además podría servir para dar ocupación y un salario para algunos de los innumerables parados vigueses -no de otras latitudes o naciones, como usted suele hacer-, lo cual redundaría en bienestar para mucha gente, hoy olvidada de esa parasitaria casta política... de la que usted forma parte, salvo, claro está, en los días de campaña electoral, donde todos tenemos como rostro... UN VOTO. Vergonzante actitud de los políticos... algunos de ellos incluso, quieren decidir cuando no son autóctonos, pero como si lo fuesen, lo que es de todos nosotros. Por eso le decimos, los vecinos de Coya: ¡¡OLVÍDESE DE LA ARBOLEDA DE CASTELAO, PORQUE ES NUESTRA, NO SUYA!!..., y con nuestros impuestos, intente mantenerla y reponiendo la que, con sus aires de grandeza, ya ha eliminado (primer tramo de Castelao). Y a quien le moleste, sintiéndolo mucho, ¡pues que no vaya por allí!, porque no es obligatorio, y a nadie se le exige pasear o descansar donde no quiere o está incómodo. ¡Elemental querido Watson!.
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